Eres muy bienvenido/a al blog de NAGARE. ¡Muy agradecida de que te pases por aquí!.

Hoy, para inaugurar este nuevo espacio, te quiero hablar un poco del fundamento de todo lo que ofrece NAGARE: acompañarte a través de un viaje muy especial: el de reconexión contigo y con tu entorno. Y eso, pasa inexorablemente por volver a la naturaleza…que no es otra cosa que volver a ti. ¿Cómo?. Has leído bien: Naturaleza eres tú. Tú eres naturaleza. Formamos parte de ella, somos ella, y el desconectarte de esa realidad no es posible sin un altísimo coste para tu salud.

¿Conoces el término biofilia?. Te lo cuento: es la base de nuestra relación con la naturaleza. Es, como muy gráficamente expresa Katia Hueso en su interesantísimo libro Somos Naturaleza, “el pegamento que nos une a ella”. Este concepto (introducido por el biólogo H. Wilson), describe la afiliación innata que tenemos los seres humanos con nuestro entorno natural y con otros seres vivos. No es difícil comprender que, gracias a que hemos tenido (y tenemos) esa biofilia, hemos podido sobrevivir hasta hoy. Tiene su lógica, ¿verdad?.

Este vínculo se produce en todos los ambientes y en todas las culturas, sin excepción. Es totalmente observable en los niños, pero es, a lo largo de toda la vida, un sentimiento interno que permanece, que lo tienes independientemente de que tengas mucho o poco contacto con la naturaleza, y que no puede ser sustituido por ningún ambiente o elemento artificial.   

Por eso, estar en la naturaleza nos produce esa profunda sensación de bienestar, de volver a casa. Porque lo es.

Pero te cuento también un plus… ¿Por qué esa interacción con la  naturaleza será aún más beneficiosa si estás entre árboles?.

Muy probablemente sabes que los árboles producen oxígeno, secuestran CO2, son un valioso refugio para la biodiversidad y una fuente importante de bajada de temperatura en las zonas urbanas.

Lo que quizá no es tan conocido es que los árboles segregan fitoncidas, sustancias volátiles que ofrecen significativos beneficios para la salud humana, mejorando el sistema inmunológico, reduciendo el estrés y la presión arterial. Inhalar estas sustancias disminuye los niveles de cortisol, eleva el estado de ánimo y mejora la función del sistema nervioso, actuando como un auténtico antibiótico natural. 

La hipótesis de la biofilia está conectada con nuestra innata atracción por entornos naturales verdes y azules (vegetación, árboles, agua). Está en nuestro ADN. Y es que, ni más ni menos, gracias a esos entornos  hemos podido sobrevivir como especie.

Pero además, en diferentes investigaciones científicas, como el informe titulado «Espacios verdes y azules y salud mental» publicado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), se demostró que pasar tiempo en la naturaleza, (incluyendo las zonas urbanas y peri urbanas), mejora el estado de ánimo y aporta muchos beneficios a la salud mental.

¿No puedes ir a un maravilloso bosque hoy? No importa. Cuida una planta. Mira el cielo. Escucha los pájaros. Camina por un parque.  Encuentra un árbol en tu barrio, y obsérvalo. Respira profundamente. Los gestos sencillos cuentan (y mucho).

Tómate un momento hoy, y mañana, y cada día, para volver a casa. Para volver a ti.

“La naturaleza no es un lugar para visitar. Es el hogar”

(Gary Sinder)

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